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07 de July

Tres retos de la educación virtual en Colombia

La educación virtual dejó de ser considerada un complemento de la presencial para convertirse en un modelo de calidad. Antes del COVID-19 el 10 % de los estudiantes se encontraban en modalidad virtual; es decir, más de 200.000 alumnos, según el reporte de la red Ilumno. En Colombia, de acuerdo con cifras entregadas por el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, las clases virtuales han aumentado en un 70 %. Por otra parte, según el Online Business School, se calcula que el mercado mundial del e-learning experimentará un crecimiento anual del 7,6 % al 9,6 % durante el 2020 y se mantendrá en aumento. Además, de acuerdo con un estudio realizado por .CO Internet y el Centro Nacional de Consultoría, aplicar a programas de formación online es el cuarto mayor uso de internet entre personas de 17 a sesenta años en Colombia, lo que evidencia la necesidad de generar en el país una cultura sobre los múltiples beneficios que ofrece la educación virtual, para que cada vez más colombianos se sumen a este modelo que permite mayor inclusión, mejores oportunidades y la aplicación de las TIC para la formación académica. Si bien es cierto que la educación virtual en Colombia lleva años, aún existe el mito de que es de baja calidad; sin embargo, esto esta lejos de la realidad, por ejemplo, en 2013 un estudiante virtual recibió el primer puesto en ICFES de Cundinamarca. Estos son algunos retos. 1. Cobertura La realidad de la educación virtual mundial es muy distinta a la que se presenta en Colombia. Por ejemplo, la brecha en el país se raja al analizar las herramientas digitales que ofrecen las naciones de la región. En Colombia solo el 67 % de los estudiantes de quince años tienen conexión a internet, 62 % acceso a computadora y 29 % un software educativo, de acuerdo al informe “La educación en tiempos de COVID-19”, de la Unesco. “En Colombia necesitamos más apoyo del Estado para brindar mayor cobertura y acceso a internet para que los estudiantes de las regiones de Colombia puedan conocer el modelo. De esta manera, más empresarios van a decidir invertir en educación virtual y surgirán nuevas apuestas y emprendimientos alrededor de la educación virtual”, dijo Daniel Guzmán, COO de Kadoom. 2. Adaptabilidad La crisis del COVID-19 demostró que muchas de las plataformas creadas para la educación virtual carecen de adaptabilidad e intuición para generar un aprendizaje óptimo y eficiente. “Las plataformas de educación virtual deben observar qué tan intuitivo es el software que manejan para esta solución. Es clave que sea un sistema fácil, dinámico y legible, para que los estudiantes no encuentren un obstáculo a la hora de empezar a estudiar. Por otro lado, la velocidad de carga y los servidores que se utilizan deben ser los apropiados para que, en caso de presentarse un tráfico diferente en la plataforma, esta no colapse”, expresó Guzmán. 3. Cultura organizacional De acuerdo con la academia Kadoom, la cultura organizacional constituye el 70 % del éxito de la educación virtual. Esto quiere decir que el talento humano, profesores, administrativos y gerentes entiendan qué es la educación virtual y aquello que no hace parte de este modelo. “Capacitar al talento humano es la dirección esencial para que los procesos internos de las instituciones logren ser un caso de éxito en la implementación de la educación virtual. Es claro que cuando las diferentes áreas de las instituciones no comprenden cómo funciona el modelo, es muy probable que los estudiantes no logren tener una experiencia buena y desistan de usarlo”, asegura Daniel Guzmán.

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03 de January

Así será la educación en 2030, según expertos

La imparable revolución tecnológica provocará cambios educativos. Habrá una nueva forma de docencia. “Los sistemas educativos de todo el mundo sufrirán grandes modificaciones de aquí a 2030, propiciados por la revolución tecnológica. En los próximos quince años, internet va a convertir los colegios en ‘entornos interactivos’ que pondrán patas arriba las formas tradicionales de aprendizaje y cambiarán la manera de ser de docentes, padres y estudiantes”. Esta es una de las conclusiones de un grupo de 645 expertos internacionales entrevistados para una encuesta que define cómo será la escuela en la próxima década. El informe ha sido realizado por la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise, por su sigla en inglés). Semanas atrás, más de dos mil educadores, tomadores de decisiones y expertos de más de cien países se reunieron en Doha en torno al tema ‘Desaprender, volver a aprender. Qué significa ser humano’. Los puntos de discusión muestran que la educación en muchas sociedades va mucho más allá del simple cumplimiento de metas de cobertura y puntajes de pruebas internacionales: ¿deberían los colegios enseñar a los estudiantes cómo ser felices? ¿La inteligencia artificial hará obsoletos a los profesores? ¿Pueden los últimos descubrimientos en neurociencia hacer que nuestros hijos sean más inteligentes? ¿Se preocupan los estudiantes de lo que están aprendiendo? ¿Deberían las escuelas deshacerse de los sistemas de calificación? ¿Deberían los estudiantes comprometer un porcentaje de su futuro salario para financiar su educación superior? En Colombia seguimos muy pegados a una visión operativa de la prestación de los servicios educativos, como si con la mera eficiencia del sistema y la leve mejora en los resultados académicos fuera suficiente para el progreso del país. Por eso todavía no llegamos a preguntas de fondo como las que se discutieron en la capital de Catar. Sin abordar estos interrogantes, podría decirse que dentro de diez años nuestra educación será muy parecida a la actual, que a su vez resulta similar a la de 1990, como podría corroborarse si se lee el informe de Unesco de 1992 sobre el estado de la educación en América Latina en la década de los ochenta. Las predicciones de los expertos para 2030 señalan que: 1. Las clases magistrales desaparecerán y el profesor tendrá como principal misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. 2. El currículo estará personalizado a la medida de las necesidades de cada estudiante y se valorarán las habilidades personales y prácticas más que los contenidos académicos. 3. Internet será la principal fuente del saber, incluso más que la mayoría de las instituciones educativas de educación básica. "las escuelas se convertirán en redes" El informe final de la cumbre –en el que participaron, entre otros, el lingüista Noam Chomsky, la ex primera ministra australiana Julia Gillard o el profesor Sugata Mitra– señala que “las escuelas se convertirán en redes” donde los alumnos interactuarán entre ellos y con el profesor de forma que se produzca un “aprendizaje colaborativo”. Los estudiantes han cambiado mucho en la última década, dada la facilidad de acceso a innumerables fuentes de conocimiento. En los próximos años, estos cambios serán aún más veloces, pues las tecnologías de la información y los dispositivos móviles han ido rompiendo las barreras de idiomas, temáticas y formatos. Hace diez años no era sencillo acceder desde cualquier lugar a videos, fotografías, documentos o consulta de bibliotecas y bases de datos desde un teléfono inteligente. Tampoco era fácil compartir información con miles de personas siempre presentes en las redes sociales. El 83 por ciento de los expertos consultados por Wise creen que el currículo tendrá más contenidos personalizados a la medida de cada alumno. Esto generará consecuencias en la relación jerárquica con el profesor, pues se desdibuja la línea que separa a quienes enseñan de quienes aprenden. Al cambiar el rol de los maestros se hará necesario cambiar su formación. La actual parece cada vez más obsoleta y esto tiene implicaciones negativas para su identidad profesional. Habrá que virar hacia un maestro culto, capaz de identificar talentos y sembrar entusiasmo por aprender, antes que un especialista en transmitir contenidos disciplinares. Expertos españoles coinciden en que la frontera entre el colegio y el hogar se desdibujará y el aprendizaje no se restringirá a unas horas y a unos lugares concretos, por lo cual los horarios tendrán que flexibilizarse. Uno de ellos dice: “Veo más cursos ‘online’, y a deshoras. Veremos escuelas que den clases en verano y los fines de semana”. En relación con las tareas, otro experto señala que más que deberes hay que suscitar en los alumnos la necesidad de seguir buscando documentación, informarse, compartir conocimientos y despertarles el gusto por la investigación. "Las clases magistrales desaparecerán, y el profesor tendrá como misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje, con un currículo personalizado a la medida de cada estudiante" Educación superior Las universidades también están siendo acosadas por cambios sociales que parecieran no tocar sus estructuras centenarias. Es paradójico que los claustros en los cuales se han adelantado las investigaciones en neurociencia, teorías de la información, biotecnología y teoría de la complejidad, sigan aferradas a una segmentación disciplinar que riñe con las prácticas sociales de los principales campos de innovación científica y tecnológica. Muchas fronteras profesionales se han diluido. Ya no resulta tan claro dónde termina la arquitectura y comienza la ingeniería, o cómo se resuelve el dilema entre la eficiencia de una máquina, su diseño estético y el programa de mercadeo. En estos casos, las empresas prefieren formar a sus trabajadores. De manera más rápida que en la educación básica, los estudiantes han cambiado sus hábitos de trabajo, pero también se ha modificado en ellos y en sus familias el repertorio de aspiraciones y expectativas con respecto a la educación superior. Tendrán que abrirse caminos diferentes para contemplar modelos de certificación de conocimientos que pueden adquirirse de maneras diferentes al acceso regular y por horario de las universidades. Los currículos deben flexibilizarse cada vez más: muchos de los modelos actuales responden a concepciones que han perdido vigencia tanto por la irrupción de la tecnología de la información como por los cambios dramáticos en el mundo del trabajo. En Colombia se ha ido agotando la población dispuesta a pagar altos costos e invertir mucho tiempo en la formación, cuando es posible desempeñarse laboralmente en campos que no requieren títulos universitarios. Para no desaparecer, muchas universidades privadas tendrán que combinar modalidades presenciales y virtuales, así como programas de formación para el trabajo, métodos basados en desarrollo de proyectos, oferta de créditos no conducentes a titulación y estrategias de certificación de conocimientos y habilidades adquiridas fuera de la formalidad. Esto supone que el Estado enfoque los procesos de aseguramiento de la calidad con una visión más innovadora y menos restrictiva, pues con las normas actuales lo único que se garantiza es que no haya ningún cambio importante en los años cercanos. ¿Será nuestro futuro? Muchos países ya están haciendo lo que los futurólogos anuncian para 2030. Un boletín de la BBC publicado en 2015 dice: “Finlandia, conocida por contar con uno de los mejores sistemas educativos del mundo, prepara un cambio radical con el que espera mejorar la calidad de sus escuelas: la abolición de las distintas materias. Y es que, a partir de 2016, todos los centros de enseñanza del país nórdico empezarán a aplicar un método nuevo conocido como "phenomenon learning". Bajo este sistema, las clases tradicionales serán desplazadas por proyectos temáticos en los que los alumnos se apropiarán del proceso de aprendizaje. Ahora, en lugar de adquirir conocimientos aislados sobre diferentes materias, el papel de los estudiantes es activo. Ellos participan en el proceso de planificación, son investigadores y también evalúan el proceso –explica Marjo Kyllonen, gerente de educación de Helsinki–. La razón es que la forma tradicional de educación no está preparando a los niños para el futuro”. Es claro que no se trata del trámite de una ley, sino de años de discusión seria sobre un proyecto de sociedad, abordado con dedicación y continuidad por los gobiernos con el conjunto de la sociedad. Por eso son ingenuos quienes piensan que es posible trasladar el modelo con unas cuantas fórmulas. Este ejemplo, sin embargo, nos ayuda a ver que lo que otros ya hacen todavía es ciencia ficción para nosotros, y no dejará de serlo si no se plantean las preguntas correctas desde el gobierno, las asociaciones de maestros, los gremios económicos y todas las instituciones del Estado. En el mundo del trabajo Hoy ya se habla de sistemas ciberfísicos, que combinan maquinaria con procesos digitales y son capaces de tomar decisiones descentralizadas y de cooperar –entre ellos y con los humanos– mediante el internet de las cosas. Esto permitirá ver pronto fábricas y ciudades inteligentes, capaces de autoprogramarse y tomar decisiones. Estas transformaciones están modificando el mundo del trabajo, como lo hicieron los computadores hace veinticinco años: muchos empleos desaparecieron y otros que no existían tuvieron que ser inventados, primero en la práctica y mucho después en las universidades. Pero la automatización y la inteligencia artificial son apenas un par de piezas de un enorme rompecabezas que incluye nanotecnologías, neurociencias, almacenamiento de energía, robótica, ingeniería genética y biotecnología. Lo que importa es que semejantes progresos solo beneficiarán a quienes sean capaces de innovar y adaptarse.

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02 de January

Programa Ondas Bio: la estrategia para fomentar la investigación en niños y niñas

Para promover el pensamiento científico desde la escuela, en el contexto del posconflicto, hay una oportunidad creciente de realizar expediciones biológicas y promover distintas formas de aproximarse al conocimiento. En agosto de 2018, 20 estudiantes de diversas edades de la vereda Carnicería, en Morelia, Caquetá, salieron en una expedición botánica a un área boscosa cercana a su institución. Pasaron todo el día identificando plantas, aprendiendo sobre los nombres y las propiedades de especies que habían visto toda su vida en esa zona de la Amazonia en donde viven, pero que no sabían que existían. Tenían el objetivo de reconocer cómo está compuesta la biodiversidad de la región y cuál ha sido el impacto ambiental de la actividad humana. Pero lograron algo que no se esperaban: identificaron una nueva especie para la región. Hasta entonces, nadie sabía que la Passiflora pittieri existía en esta zona del país. Con este trabajo, los jóvenes de la institución educativa Juan XXIII, en Morelia, están aprendiendo a conocer y apreciar el valor biológico de su propio territorio y contribuyendo al conocimiento de la biodiversidad nacional en zonas que hasta ahora el conflicto armado había mantenido lejos de la documentación científica. “Lo que más los emocionó fue acercarse al conocimiento de otra forma. Aprender cosas que, a pesar de estar viviendo en esa zona durante toda su vida, desconocían”, cuenta Laddy Perdomo, coordinadora pedagógica del programa Ondas en Caquetá y una de las asesoras que acompañó la expedición el año pasado. Esta hizo parte del proyecto Expedición Ondas Bio, una iniciativa del programa Ondas de Colciencias que desde hace tres años enseña a estudiantes de escuelas públicas de Bolívar, Nariño, Caquetá y Meta a hacer expediciones científicas, identificar flora y fauna y catalogar sus hallazgos. “Este programa se desarrolla en el marco del programa Colombia Bio, que busca que las expediciones científicas se lleven a cabo en zonas que habían estado abandonadas por el conflicto”, cuenta Patricia Niño, coordinadora nacional del programa Ondas. Solo el año pasado, 10.076 niños de 67 instituciones educativas hicieron parte de las expediciones. Recibieron una guía sobre cómo se debe hacer una expedición, con todos los lineamientos técnicos necesarios. Aprendieron a tomar muestras adecuadamente, visitaron herbarios y colecciones biológicas gratuitas en línea. Y al final produjeron un catálogo profesional con la diversidad de su territorio entre otras actividades propias del proceso de investigación. Un trabajo pedagógico y científico de todo un año. “Lo que buscamos es que los estudiantes primero hagan el reconocimiento de la biodiversidad, y que, en un segundo momento, los niños en sus comunidades propongan acciones para determinar su uso sostenible. Hemos visto que los niños comienzan a sensibilizarse, ya problematizan las formas de pesca que tienen sus padres, por ejemplo, o se preguntan por usos sostenibles de sus recursos”, agrega Niño. Enseñar a pensar “La investigación les enseña que todo lo que se diga hay que demostrarlo a través de un experimento. Nada es cierto a menos que se confirme”, explica Luis Emiro Ramírez, profesor de la escuela Avenida El Caraño en la zona rural de Florencia, Caquetá. Ramírez es uno de los pocos maestros colombianos que han recibido el reconocimiento de ser nominados al Global Teacher Prize, el máximo galardón que puede recibir un profesor en el mundo, por su trabajo de investigación con los alumnos. Junto con sus estudiantes, desarrolló un sistema de monitoreo del río que alerta cuando hay crecidas que puedan poner en peligro la escuela o la comunidad. Esto surgió de una metodología donde, al comienzo de cada año escolar, les pide a sus alumnos que lleven 100 preguntas, por simples que sean, como ¿por qué las hojas son verdes? o ¿por qué el cielo es azul? De ahí han salido experimentos para medir la salud de una planta según su color o probar la refracción de luz con una botella de agua, que así no tengan una funcionalidad productiva, resultan en aprendizajes más significativos y posibles proyectos de investigación. “Cuando enseño matemáticas me queda más fácil hacer una práctica de campo para que ellos vean el concepto matemático en la naturaleza y cuando lo veamos en el salón lo asocien y no al revés, donde el muchacho aprende por salir del paso”, agrega. John Alexánder Echeverry, profesor de la institución educativa comercial de Envigado, otro docente nominado al Global Teacher Prize, quien también trabaja con Ondas, señala que otra ventaja de la investigación en el aula de clases es que motiva la innovación para el desarrollo comunitario. Él ha adelantado con sus estudiantes varios proyectos que impactan a su comunidad: una huerta que purifica el aire de la ciudad, una máquina que atrae y electrocuta al mosquito del dengue y manda alertas continuas a la Secretaría de Salud sobre posibles brotes del virus y un brazo robótico que tritura y aplasta material reciclable con pedalear una bicicleta. Como estos, son muchos los ejemplos del impacto de la investigación escolar en la comunidad. En el colegio Francisco Torres León, en Meta, convirtieron un basurero en un mariposario; en la institución educativa técnica Simón Bolívar crearon una ‘bicibomba’ con la que los vecinos ahora pueden abastecerse de agua así no tengan electricidad o una motobomba; en la institución educativa Leticia, en Bolívar, los estudiantes proveen de agua potable a la vereda gracias a un sistema de purificación de agua. Y así no tenga un impacto directo, señala Niño, la investigación ayuda a cambiar paradigmas en la comunidad. “Son chicos que comienzan a tener relaciones distintas con sus entornos. La investigación genera un empoderamiento que les permite tener mejores percepciones de sí mismos y de sus posibilidades a futuro”, concluye Niño.

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23 de December

Gobierno abre convocatoria para que colombianos puedan estudiar en China

Las 70 becas cubrirán pregrados, maestrías y doctorados para septiembre de 2020 y 2025, además de un curso previo de mandarín que ofrece el gobierno asiático. 70 becas se estarán otorgando a todos los colombianos que deseen estudiar en China. La convocatoria, que ya está abierta, comprende 20 becas para programas de pregrado; diez para maestría; diez para doctorado orientadas a estudios relacionados con áreas de la Economía Naranja, y un grupo de 30 para maestrías y doctorados en diferentes áreas. Los programas académicos son ofrecidos por universidades de diferentes ciudades del país asiático. La iniciativa, organizada a través del Icetex, costeará el valor de la matrícula, seguro médico, alojamiento y una manutención mensual para apoyar los gastos del estudiante. Todos los becados contarán con un año previo, que ofrece el gobierno de China, para que aprendan mandarín. En el caso de pregrados, quienes apliquen deben tener entre 15 y 25 años. Su puntaje de la prueba Saber 11 debe superar los 50 puntos y el promedio debe ser mínimo de 7,5/10 o 3,7/5,0 en sus calificaciones entre los grados 9º y 11º. Los estudios tendrán lugar entre septiembre de 2020 y septiembre de 2025. En las diez becas para maestrías pueden aplicar quienes tengan de 22 a 35 años, preferiblemente con un año de experiencia profesional. Para el nivel de posgrados, las otras diez becas serán enfocadas entre los 23 y 40 años. Los estudiantes deben contar con un promedio de 3,7/5,0 y tener más de un de experiencia laboral en su título universitario. Especialidades en Economía Naranja Los estudios en campos de Economía Naranja contemplan áreas como artes y diseño, urbanismo, innovación, arquitectura y turismo, biología, agricultura, salud pública, medio ambiente, energías alternativas, robótica, nuevos materiales y manufactura avanzada, entre otros. *Si desea mayor información puede consultar la página oficial de la convocatria: https://portal.icetex.gov.co/Portal/Home/HomeEstudiante/becas/becas-para-estudios-en-el-exterior/becas-vigentes/

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20 de December

¿Cuál será la función del nuevo Ministerio de Ciencia Tecnología e Innovación?

La Misión de Sabios emitió una serie de recomendaciones para desarrollar la ciencia, la tecnología y la innovación. ¿Cuáles fueron? A comienzos de 2019 el Gobierno convocó una Misión Internacional de Sabios, conformada por un grupo de expertos en varios campos. Buscaba definir el camino que debe seguir el país en materia de ciencia y tecnología e innovación. El tema toma especial relevancia por estos días, pues justamente varios sectores sociales demandan más recursos para el sector científico y educativo. Entregaron un diagnóstico preocupante, y los recientes resultados que obtuvo el país en las Pruebas Pisa lo ratifican. De 79 países evaluados, Colombia ocupó el puesto 58. Las principales dificultades se concentran en asignaturas como ciencia y lectura; y aunque hubo una leve recuperación en matemáticas, el país no muestra señales de mejoría. El problema va más allá. Casi la mitad de los jóvenes que terminan la educación media y logran ingresar a la educación superior, a nivel universitario o técnico, no reciben la formación adecuada para los desafíos que enfrenta el país. En este momento la pertinencia de la educación juega un papel fundamental, dado que el sistema educativo de un país determina en gran medida sus transformaciones sociales. El sistema actual no ayuda a cerrar las brechas sociales. Por el contrario, debido a la acentuada diferencia entre la educación privada y pública en términos de calidad, el sistema, en vez de contribuir a reducir la desigualdad, la acentúa. El 5 de diciembre la Misión conformada por 45 expertos como Moisés Wasserman y Orlando Ayala publicó el informe que condensa las principales recomendaciones para convertir a Colombia en una sociedad que valore mejor el conocimiento, y en donde este sirva de base del desarrollo social. El documento reconoce que en los últimos 17 años el PIB per cápita se duplicó y la clase media creció exponencialmente. Pero advierte que el país aún tiene grandes debilidades estructurales que lo hacen vulnerable frente a los cambios en el contexto internacional, sobre todo en materia tecnológica. Por esto sugiere diversificar la economía, teniendo en cuenta que 80% de las exportaciones del país provienen de la minería y que la productividad de los factores “hizo un aporte nulo al crecimiento económico entre 2000 y 2016”. Tambien recomienda crear un Instituto Superior de Investigación para maestros, investigar más en temas de biodiversidad, sostenibilidad y equidad y aumentar la inversión en ciencia y tecnología. La transformación de Colciencias en el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación (CTI) es uno de los resultados tangibles de la Misión. Esta cartera debería convertirse en el eje de políticas públicas que permitan desarrollar el potencial del país en esta materia. Sin embargo, crear un ministerio no garantiza que el país pueda superar el rezago que padece en materia de ciencia, tecnología e innovación. Para ello se necesita plata, más allá de los aumentos de presupuesto paulatinos e insuficientes hechos para ciencia y educación por los últimos gobiernos. Para responder a esta realidad, la Misión propone aumentar progresivamente la inversión hasta llegar a 1,2% del PIB en 2028, y pasar de 10% a 25% el porcentaje de las regalías destinado para actividades del CTI. También contempla contratar préstamos internacionales con la banca multilateral por el orden de US$300 millones para los próximos 4 años, con el fin de disminuir en parte las restricciones fiscales y darle tiempo al aumento de los recursos de regalías. En efecto, esto requiere una Ley Constitucional y mezclar tanto inversión pública como privada. En este punto las empresas entran a jugar un papel decisivo. Diego Molano Vega, exministro de las TIC, considera que el sector privado debe participar para cumplir con esta transformación. Insiste en que la experiencia internacional demuestra que todos los ecosistemas exitosos en materia de innovación han tenido el apoyo del sector privado. Orlando Ayala señaló que el país atraviesa por un momento decisivo, donde convergen tres factores fundamentales. El primero tiene que ver con la explosión tecnológica y el poco emprendimiento del país como consecuencia de no estar preparado para este escenario. El segundo factor se refiere a los acuerdos de paz y el tercero tiene que ver con el reto de intervenir el sistema educativo para modernizar las prácticas académicas, basadas en las necesidades del pasado e incapaces de enfrentar los desafíos del futuro. El panorama es desafiante, pero también una oportunidad para que la ciencia y la educación superen las grandes brechas sociales de este, uno de los países más desiguales del mundo.

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20 de December

“La educación del futuro tiene que ser más sofisticada y accesible”: Crehana

Las plataformas digitales han transformado la educación cuya clave del éxito ha sido adherirse a las necesidades y al estilo de vida de las personas que buscan en lo virtual una oportunidad de abrir fronteras laborales y cumplir sueños profesionales. No es ningún secreto que la educación en su forma tradicional pareciese estar en un estado de alerta, pues según cifras arrojadas en el Censo nacional del 2018, son cada vez menos los jóvenes colombianos que ingresan a la universidad. Un ejemplo de ello es que los jóvenes que ingresaban a la universidad entre los 15 y 17 años en el año 1973 representaban el 11,8 %, mientras que si se compara con el año 2018, el promedio bajó a 8,7%. Acá seguro pueden darse muchas interpretaciones demográficas, pero al final las cifras solamente demuestran que la educación convencional es menos atractiva para las nuevas generaciones que crecieron en una era digital e híper conectada gracias a la Internet, las redes sociales y los teléfonos inteligentes. Además, si a esto se suman los altísimos costos de acceso a educación de calidad en Colombia y América Latina, tenemos una conclusión de causa y efecto perfecta. Por otra parte, el censo se revela además que en los últimos años la educación virtual en Colombia creció 98,9%, un hecho que demuestra el esfuerzo del país por hacerle frente a esta tendencia de las nuevas generaciones. Pero la pregunta realmente es si se trata de virtualización de una oferta académica o de cómo hacer que la educación realmente impacte en la vida de las personas. Consultamos a Diego Olcese, Co- fundador de Crehana, la empresa emergente que está transformando la educación en América Latina cuya clave del éxito ha sido adherirse a las necesidades y al estilo de vida de las personas que buscan en la educación online una oportunidad de abrir fronteras laborales y cumplir sueños profesionales; y estas son sus conclusiones: 1. Economías de escala que permiten bajar los costos de acceso a educación de calidad: La educación formal, impartida en un aula de clase tiene dos factores que juegan en su contra, uno es la limitada escalabilidad pues en un aula solamente se podrán impartir clases a unos 40 alumnos. La segunda, nace del hecho anterior, los costos de operación y sostenimiento que un aula requiere hacen que esas 40 personas tengan que pagar un alto costo. 2. La calidad se determina con la experiencia y la puesta en práctica de lo aprendido: Educación súper práctica es la clave; con la educación online no hablamos de docentes ni pedagogos, hablamos de personas cuyo éxito profesional puede ser la base del aprendizaje de otras personas que están buscando cumplir sus propios sueños. Personas quienes al poco tiempo de llevar un curso Online pueden poner en práctica su conocimiento. Según cifras oficiales de Crehana, el 86% de sus alumnos ponen en práctica lo aprendido a pocas semanas de llevar el curso. 3. Aprender y divertirse, conectarse desde lo sensitivo con el usuario: En cierto modo compañías como Crehana se han dado a la tarea de además de ser una empresa de educación online, convertirse en plataformas de entretenimiento inspiradas en los grandes como Netflix y Spotify lo que les da la capacidad de tener mejores niveles de engagement con los estudiantes. 4. Educación para todos y muy flexible: Sin importar cuál sea tu aspiración profesional o educativa, tu ritmo de vida o tu presupuesto. La educación online en Crehana por ejemplo la encontramos híper flexible en donde se tiene acceso a más de 500 cursos en 9 categorías diferentes que poco a poco se han comenzado a ampliar. 5. Aprender sobre lo que el futuro necesita: El esfuerzo de Crehana se dirige a brindar la educación alineada con las habilidades del futuro que son aquellas habilidades blandas y conocimientos duros que se demandan a nivel laboral en el mundo empresarial y del emprendimiento. 6. Juntar datos y algoritmos: “Machine Learning” hoy en día también tiene su accionar en el campo de la educación en línea. Pensemos en una máquina que está en capacidad de adaptarse al comportamiento de aprendizaje del estudiante y de ese modo facilitar su proceso de inmersión en la plataforma. En conclusión, para educar a la nueva generación en Colombia, se busca que las metodologías sean innovadoras y con fácil acceso, basadas en micro aprendizaje, flexibilidad con contenido práctico, corto y con personas que enseñen desde su experiencia. Es así como Crehana, inspirada por construir un mejor futuro desde la educación, está aportando lo suyo para cumplir los sueños profesionales de miles de personas.

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